Necropsia Psicológica: Luces y Sombras del Pasado y Presente de la Víctima
Resumen
Encarar la muerte es descubrir que las facetas que a veces nos muestra son de un terror indescriptible, sino la sabemos mirar y descubrir qué nos dice en su mirada hueca y abismal. La muerte puede reírse de nosotros o puede quedarse callada y esto sucede cuando vemos un cuerpo inerte y surge la pregunta ¿Qué ha ocurrido? Así empieza el interés de escribir este artículo con una de las tantas “Muertes Sospechosas” como se denomina en criminología a las muertes de etiología: suicida, homicida o accidental como la ocurrida al Fiscal Federal de la Nación Argentina, Natalio Alberto Nisman de 51 años de edad. No se analiza el caso en sí mismo, sino que se utiliza su presunto “suicidio” para poner en escena al profesional de la Psicología Forense que indaga sobre la psiquis del muerto y habrá de hacer metafóricamente disecciones en las estructuras de su Pasado, Presente y Futuro, es decir, habrá que efectuarse una Necropsia Psicológica mal llamada Autopsia psicológica de la vida anímica de entre lo manifiesto y latente.
Para escalecer un suicidio y/o crimen, participan profesionales en calidad de Peritos auxiliares de la Justicia, perteneciendo éstos a distintos Campos del Saber: Criminólogos, Psicólogos Jurídicos y Forenses, Médicos Forenses, Criminalistas, Peritos en balística, Peritos en Química, y todo aquel profesional que con su experticia sea considerado actor necesario para lograr el objetivo, que es, esclarecer un hecho criminal. Será el Médico Forense quien integre el resultado de las distintas pericias y emita su dictamen señalando los criterios médicos de la causa de la muerte y los mecanismos que la propiciaron. Sin embargo él no puede establecer las motivaciones conscientes e inconscientes que llevaron al sujeto a la muerte. Trátese de un suicidio, accidente u homicidio.
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